El estilo Zen trata de adaptar la sabiduría y costumbres orientales al ritmo de vida occidental, buscando armonía y equilibrio.
El origen del Zen está en el budismo y su filosofía se basa en el conocimiento de uno mismo a través de la relación con el entorno y el universo, aspirando a la armonía entre lo material y lo intangible.
Para aplicar esta filosofía en la decoración hemos cambiar las ideas que tenemos preestablecidas o los convencionalismos.
Con respecto a los colores, los más usados son el blanco, tonos ocre o beige.
En cuanto a materiales, abunda la madera natural, como haya o bambú. Todos los muebles han de ser extremadamente simples, con formas puras y rectas, apostando por el orden y todo lo que contribuya al mismo.
Se da preferencia a la comodidad y sobriedad, permitiendo un moviendo fluido en donde no tengamos que ir evitando obstáculos. La iluminación es también muy importante y ha de ser abundante.
El espacio principal de la vivienda es el salón y por ello debemos resaltarlo, empleando colores claros que aporte claridad y amplitud, en cuanto a la decoración debe se mínima, incluso prescindiendo de cuadros en el caso de que las paredes lo permitan, como es en el caso de paredes esfumadas o texturadas.
Deben ser prioritarias la tranquilidad y la pureza en el dormitorio, por lo que es muy recomendable que las paredes sean muy claras. La cama futón es perfecta para un dormitorio Zen, aunque también podemos integrar una cama normal siempre que tengamos cuidado, no incorporando cabecero, o en caso de incluirlo que este sea liso y lineal evitando cabeceros decorados o de hierro.
Tanto en la cocina como en el baño, el blanco se impone. En el baño se puede optar por azulejos blancos o la piedra, y en la cocina por la formica.
Fotografías: Decoarmonia, Decoracion2, dscuento, hogartotal, lapipadelindio.